viernes, 26 de diciembre de 2008

Navidad guanche.

¡¡Uh!! Magné Mastáy Achen tumba Manéy.
Tanemir uhana gek magék Enehana benijime harba
Enaguapa acha abezan.
Cuya traducción al castellano es la siguiente:

¡¡Oh!! Madre del cielo Madre de la tierra
¡Oh! Madre del cielo, Madre del crecimiento
de la hermandad, Madre de lo nuevo’.
Gracias poderosa Sol / por salir un día más
para alumbrar la noche.

La Iglesia del Pueblo Guanche es una Congregación de hombres y mujeres de los tiempos actuales que queremos vivir nuestra vida espiritual en íntima comunión con Nuestra Diosa-Madre Universal Chaxiraxi, en plenitud con los espíritus de nuestros ancestros y en armonía con la Naturaleza de la cual formamos parte, con la pureza que la vivieron nuestros antepasados, alejándonos de la nefasta contaminación espiritual, moral, psicológica y filosófica impuestas dramáticamente por agentes foráneos que troncharon la vida espiritual del primitivo pueblo canario, alejándonos de nuestras auténticas raíces espirituales, culturales y morales.

Desde el punto de vista ceremonial y ritual, no pretendemos crear nada -no es necesario-, simplemente queremos rescatar y actualizar la teogonía y ritualística de nuestra ancestral religión, la cual hunde sus raíces, como culto reglado, unos 3800 años antes de la era actual, es decir, contamos con 5800 años de vida espiritual, a pesar de los avatares históricos que nos han obligado a sobrellevar espiritualmente -y en otros órdenes- nuestra fe de manera sincretizada y, tomando determinados aspectos de otros cultos impuestos, para poder continuar ofreciendo a Nuestra Diosa-Madre Chaxiraxi la adoración debida y a las Divinidades paredros o mediadoras de nuestro panteón, la veneración correspondiente.

Con este fragmento de historia aborígen nuestra, quería acercarles un poco más a nuestras raíces, a lo que un día creíamos con tanta fe que marcaba nuestras vidas, nuestra forma de entender el mundo que nos rodea, y sobre todo nuestra naturalidad para enlazar y entender los misterios que hoy, sobre todo en nuestra mágica tierra, aún nos envuelven, generando incertidumbres y miedos absurdos que contribuyen a esa contaminación moral y psicológica a la que el texto hacer referencia.

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